La peripecia es la esencia de lo imprevisto, ese giro que nos toma por sorpresa y redefine nuestro camino. Durante la pandemia, nuestras rutinas se transformaron, nuestras certezas se desvanecieron, y nos encontramos en medio de un drama global que nos desafió de formas inimaginables. Sin embargo, como en las mejores historias, en la adversidad encontramos la oportunidad de reinventarnos.
Este festival es una celebración de esa capacidad humana para adaptarse y prosperar en medio de la incertidumbre. Las obras que veremos en escena no solo reflejan la peripecia en sus tramas, sino también en la resiliencia de sus creadores. Cada pieza es un testimonio de cómo el arte puede capturar y transformar la experiencia humana, ofreciendo tanto consuelo como confrontación.
En este nuevo mundo, la peripecia no solo es un recurso narrativo, sino una realidad compartida. Hemos aprendido que lo inesperado puede llegar en cualquier momento, y que debemos estar preparados para enfrentar el cambio con creatividad y valentía. Las historias que contamos, son espejos de nuestra lucha, nuestra esperanza y nuestra capacidad para encontrar belleza y significado en medio del caos.
Al levantar el telón, recordemos que cada obra es una invitación a adentrarnos en mundos distintos y a vivir múltiples vidas a través de los ojos de los personajes. Que este festival sea un faro de inspiración, un espacio donde la peripecia nos enseñe que, aunque el camino pueda ser incierto, siempre hay espacio para el asombro, la transformación y la esperanza.